La tabla Bardi es una obra anónima conservada en la capilla de la familia Bardi, ubicada en la iglesia de Santa Croce de Florencia. En ella, en torno a una representación de San Francisco bendiciendo, se disponen veinte escenas relativas a la vida del santo, constituyendo todo el conjunto una de las primeras manifestaciones de la iconografía franciscana.
Mientras que Judith Stein, en su artículo "Dating the Bardi St. Francis Master Dossal: Text and Image", defiende que las fuentes para la tabla Bardi son dos obras de Tommaso da Celano, la Vita prima (c. 1228) y el Trattato dei miracoli (c. 1250-1253), Chiara Frugoni, en el artículo “Francesco un’altra storia”, sostiene que únicamente la primera fue empleada para la iconografía de la obra. Esta afirmación queda demostrada por la presencia en la tabla de los episodios del rescate de la oveja, la liberación de los dos corderos y el naufragio evitado, pues estos tres capítulos de la vida del santo son narrados tan sólo en una ocasión, por Tommaso da Celano en la mencionada Vita prima.
En cuanto a la datación, Frugoni propone el año 1243, anterior al Trattato dei miracoli y contemporánea de los Sermones Dominicales de San Antonio, frente a las fechas 1254-1257 manejadas por Stein.
La Vita prima es la primera biografía de Francisco, recogiendo las voces de los primeros compañeros del santo, y refleja la idea de fidelidad a la Regla franciscana, encontrándose de este modo en el ámbito de los llamados celantes o espirituales. Este espíritu rigorista es el que se ve reflejado en la tabla Bardi.
Partiendo siempre de lo expuesto por Frugoni, las ideas que se pretenden transmitir mediante esta pieza son cuatro: la santidad de Francisco, la aprobación de la jerarquía eclesiástica a las acciones del santo, la equiparación de Francisco con los apóstoles, y la asimilación Francisco-Cristo.
La santidad de Francisco se manifiesta en dos elementos, el amor al prójimo y la comprensión del sufrimiento y del dolor. El amor del santo es hacia todas las criaturas; así se demuestra en los episodios del rescate de la oveja, la liberación de los dos corderos y de la predicación a los pájaros, siendo también el dominio sobre las criaturas irracionales una manifestación de santidad. Francisco comprende el dolor porque él también ha sufrido; muestra de ello son las escenas de la liberación de la prisión y de la renuncia extrema. Esta comprensión lleva al santo a ponerse en el lugar de los que más sufren, los pobres (renuncia a los bienes, elección del hábito, desprecio de los bienes), y a ayudarlos cuando lo necesiten (cura de los leprosos).
En una época en la que el florecimiento de las herejías no era un hecho extraño, los franciscanos quieren demostrar que las acciones de Francisco estaban consentidas por la jerarquía eclesiástica. En la tabla Bardi, esta aprobación pontificia se muestra en tres escenas. La primera de ellas es la de Francisco revestido por la cruz, en la que aparece un obispo como prueba del beneplácito eclesiástico. La más importante en este sentido es la escena de la aprobación de la Regla, en la que el papa Inocencio III concede al santo la facultad de predicar. A continuación se dispone el belén de Greccio, remarcando la estrecha relación del permiso papal a la iniciativa de Francisco, mostrando el respeto del santo al clero, pues se coloca al sacerdote en un lugar destacado, en un nivel más elevado que el santo de Asís.
La consideración de Francisco como un nuevo apóstol se revela también en esta obra. De la misma manera que los apóstoles lo abandonan todo para seguir a Cristo, Francisco deja su familia para pasar a otra, la de la Iglesia (renuncia a los bienes). Para esta nueva vida era necesaria una nueva vestimenta. Si los evangelios prescriben una sola túnica para los apóstoles, el santo elige una muy simple y sustituye el cinturón de cuero por una cuerda (elección del hábito). Los apóstoles viajaron por el mundo predicando la palabra de Dios e intentando convertir a los paganos, afrontando el riesgo de ser martirizados; lo mismo hace Francisco (el sermón al sultán).
Por último, está la controvertida idea de la asimilación de Francisco a Cristo. Así, del mismo modo que Cristo rescata al Hombre del pecado original movido por su amor y caridad, Francisco libera a la oveja del rebaño de cabras y chivos. De hecho, una serie de escenas de la tabla Bardi se podrían parangonar con episodios cristológicos:
- Francisco necesitó a su madre para ser liberado de la prisión (o columna) e iniciar así su nueva vida; Dios necesitó a María para encarnarse.
- Francisco comenzó su predicación tras ser aprobada su Regla por el papa, del mismo modo que Jesús tras ser bautizado en el Jordán.
- En la renuncia extrema, Francisco está desnudo y atado a una columna, como Cristo en su flagelación.
- Para conocer la voluntad divina, Francisco va a orar al monte Alvernia, como había hecho Cristo en el monte de los Olivos. El santo recibe en el monte los estigmas, que anticipan los dolores que le aguardan, al igual que Jesús suda sangre previendo su Pasión.
- Francisco se aparece a sus discípulos en Arlés, como Cristo, en forma de Espíritu Santo, se mostró a los suyos en Pentecostés.
- En la representación de la curación de los leprosos, el esquema seguido es el de Jesús lavando los pies a sus discípulos.
- En El naufragio evitado, Francisco multiplica la comida para socorrer a los marineros, hecho fácilmente asimilable a la multiplicación de los panes y los peces. En esta misma escena, el santo muestra su dominio sobre las aguas, al igual que Cristo.
- Francisco cura al paralítico Bartolomeo de Narni, igual que Jesús curó a un paralítico (Juan 5, 1-9).
Con esta asimilación Francisco-Cristo surge una duda: ¿Se toma la vida de Cristo como modelo para la de Francisco, o se considera al santo como el Nuevo Cristo?
Buenaventura consideraba a Francisco como otro Cristo. Sin embargo, no hay que olvidar que la fuente seguida para la tabla Bardi es la Vita prima de Tommaso da Celano, quien, en el episodio de la estigmatización, quiere resaltar la adhesión de Francisco al modelo de vida propuesto por Cristo. Por tanto, la asimilación Francisco-Cristo presente en la tabla Bardi se puede entender como Francisco imitador del modelo cristológico. Apoyando esta afirmación hay dos aspectos. Por un lado, se muestra a Francisco con las palmas de las manos cerradas, ocultando los estigmas (aparición en Arlés); por otro, parece haber cierta incomodidad por parte del artista a la hora de representar los milagros de la canonización (los milagros en la tumba). Se quiere atenuar el poder taumatúrgico y la sensación de santidad inalcanzable, algo que no se haría en el caso de pretender mostrar a Francisco como el novus Christus.
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