La actual fortaleza que corona Montjuïc, conocida popularmente como Castell de Montjuïc, tuvo su origen en una primera fortificación construida en 1640 durante la Guerra dels Segadors, sublevación del campesinado motivado por la presencia de tropas castellanas en Cataluña durante la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) entre España y Francia. A finales del mismo siglo XVII se lleva a cabo una ampliación del recinto, convirtiéndose en fortaleza, que sufriría el sitio francés de 1697, los ataques ingleses de 1704 y 1705, y los asedios de las tropas borbónicas de Felipe V (1683-1746) durante la Guerra de Sucesión española (1702-1714).
Vista aérea de la fortaleza barcelonesa |
En 1749 el marqués de La Mina, Don Jaime de Guzmán y Spínola (1690-1767), es nombrado Capitán General de Cataluña, y decide que la fortaleza necesita una profunda reforma. Ésta es encargada al ingeniero Juan Martín Cermeño (+1773), quien presenta su proyecto el 12 de enero de 1751, basándose en los sistemas de fortificación ideados por el ingeniero militar francés Sébastien Le Prestre, marqués de Vauban (1633-1707), y aprovechando algunos elementos ya existentes desde la citada ampliación de fines del XVII. Las obras se iniciaron en 1753, prolongándose hasta agosto de 1779, si bien se siguieron produciendo intervenciones hasta 1799.
El resultado es un edificio sobrio, como marca su carácter militar, donde además confluyen el concepto de racionalidad propio de la Ilustración y el de decoro, concepto de la Antigüedad retomado por la arquitectura neoclásica, según el cual un edificio se ha de adaptar a la función que ha de realizar, sin ornamentaciones superfluas.
Entrada a la fortaleza; al fondo se aprecia la torre de vigilancia |
Este espíritu clasicista se aprecia en la entrada, donde dos anchas pilastras almohadilladas con columnas toscanas adosadas flanquean la puerta de acceso y soportan un clásico entablamento compuesto por arquitrabe, friso con triglifos y metopas, y cornisa, coronado todo por un frontón con tímpano ornamentado por lo que parece ser la representación de una tormenta o tempestad. La calle de la portada está dividida en dos niveles por una imposta: el inferior alberga la puerta de acceso de arco escarzano, y la superior el escudo de Armas Reales de España establecido por Carlos III (1716-1788) en 1760, monarca bajo cuyo reinado se levantó el grueso de la fortaleza.
Una vez en el interior dos rampas abovedadas conducen al denominado primer recinto, defendido por los baluartes de San Carlos, al Sur, y de Santa Amalia, al Norte, así nombrados en honor del ya mencionado rey Carlos III y su consorte María Amalia de Sajonia (1724-1760). Bajo este último baluarte se dispuso una gran cisterna que, junto a otra más pequeña ubicada bajo el patio y la alberca que está en la parte occidental de la fortaleza, recogían el agua de lluvia con la que abastecían al fuerte. En el centro del recinto se dispone una edificación de planta cuadrangular que alberga un patio porticado, el patio de armas; sobre el terrado oriental se alza una torre de vigilancia coronada por un mástil que se empleaba para la comunicación marítima. Tras este edificio se encuentra el hornabeque, una fortificación compuesta por dos medios baluartes unidos mediante una cortina, bajo la que se abre un acceso abovedado que comunica con el segundo recinto. Allí se alza el revellín, un tipo de fortificación triangular; y rematando la fortaleza por la sección de Poniente otros dos baluartes, el llamado de Velasco al Norte, bautizado con ese nombre en homenaje a Francisco de Velasco y Tovar, virrey de Cataluña entre 1696-1697 y 1703-1705 y gran defensor de la importancia estratégica del Castell, y el de Lengua de Sierpe al Sur, este último reforzado por dos lunetas o pequeños baluartes independientes. Rodea el fuerte un foso, excepto por su cara Sur, donde la pendiente de la montaña actúa como defensa. Las propias características del terreno provocan que la fortaleza presente una planta bastante irregular tendiente al pentágono, sin llegar a la forma estrellada tan común en las construcciones vaubanianas, como por ejemplo Neuf-Brisach.
Escaleras de acceso al revellín |
Desde su finalización en 1799 diversos hechos históricos han tenido como escenario el edificio que actualmente se puede visitar.
En el marco de la Guerra de la Independencia Española (1808-1814), las tropas napoleónicas tomaron la fortaleza el 12 de marzo de 1808, empleándolo como prisión hasta su recuperación española el 27 de mayo de 1814. Desde entonces no cesaría su uso penitenciario hasta 1960.
A lo largo del siglo XIX y principios del XX, la fortaleza sirvió de instrumento represor de diversos alzamientos ciudadanos. El 3 de diciembre de 1842 Barcelona fue bombardeada desde el Castell por orden del general Baldomero Espartero (1793-1879), entonces regente de España, para castigar las protestas barcelonesas en contra de su política fiscal. Un nuevo bombardeo se llevó a cabo el 24 de octubre de 1843, esta vez por parte del general Juan Prim i Prats (1814-1870), para acallar a los rebeldes que pretendían que la reina Isabel II fuese declarada mayor de edad con trece años y acabar así con la regencia de Espartero. Un tercer bombardeo se produjo el 20 de julio de 1856, cuando el general Juan Zapatero y Navas (1810-1881) quiso sofocar una revuelta que defendía al gobierno progresista de Madrid. El 29 de abril de 1894 se celebró en la fortaleza el llamado Proceso de Montjuïc, donde se condenó a muerte a seis anarquistas. Por último, entre el 26 de julio y el 2 de agosto de 1909 tuvo lugar la llamada Semana Trágica, en la que se produjeron grandes disturbios motivados por las protestas contra la Guerra de Marruecos; los rebeldes fueron encarcelados en el Castell, donde fue ejecutado el 13 de octubre de 1909 Francesc Ferrer i Guàrdia (1859-1909), considerado el autor intelectual de la rebelión.
Durante la Guerra Civil Española (1936-1939) la fortaleza fue empleada por el bando republicano como prisión y lugar de fusilamiento para los nacionales, quienes la tomaron e invirtieron las tornas el 26 de enero de 1939. El 15 de octubre de 1940 se produce el fusilamiento de Lluis Companys (1882-1940), presidente de la Generalitat de Cataluña.
La fortaleza continuó como prisión militar hasta el 6 de mayo de 1960, cuando el Estado español cede parcialmente el Castell a la ciudad de Barcelona para ser utilizado como Museo Militar. Tras un proceso de restauración a cargo de los arquitectos Joaquín Ros de Ramis (1911-1988) y Antonio Lozoya Augé, el 24 de junio de 1963 tiene lugar la inauguración del Museo, que estaría en funcionamiento hasta el 24 de mayo de 2009, cuando se produce su cierre y traslado al castillo de Sant Ferrán de Figueres, obra también del ingeniero Cermeño.
En la actualidad, el Castell ha dejado de ser una fortaleza militar para convertirse en una fortaleza civil, un fuerte de civismo y ciudadanía.
[Este artículo es una ampliación del folleto informativo Castell de Montjuïc, elaborado por el que esto escribe y publicado por el Ajuntament de Barcelona en abril de 2010, con Depósito Legal B-13978-2010]
Muy bien contado de forma clara, concreta, concisa y sencilla
ResponderEliminarLe llaman castillo, cuando en realidad es una FORTALEZA
ResponderEliminar<3
ResponderEliminarLe llaman castillo por su carácter politico de ciudadela.
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