La Belle Dame
sans merci
es un poema escrito en 1819 por el inglés John
Keats (1795-1821) y publicado en 1820, para el cual tomó el título de una
obra escrita hacia 1424 por el poeta medieval francés Alain Chartier (c.1390-1430)
y que se puede traducir como La bella
dama sin piedad, si bien las temáticas son distintas. Para el argumento
Keats pudo haberse inspirado en la balada medieval británica Thomas the Rhymer, en la que el trovador
Thomas se ve arrastrado al mundo feérico por la reina de las hadas.
Compuesta a modo de balada tradicional, el poeta inglés
la estructura en doce estrofas de cuatro versos cada una, siguiendo el esquema de
rima abcb. En las tres primeras
estrofas, un personaje anónimo se encuentra con un
caballero de aspecto demacrado, al que pregunta qué le ha ocurrido. Las
restantes ocho estrofas sirven para que el caballero relate su encuentro con
una misteriosa y hermosa dama de largos cabellos y mirada salvaje,
probablemente una hada (“a faery’s child”),
que lo hechiza y lleva a su gruta, donde duerme al caballero. Entonces él tiene
un sueño en el que se le aparecen las anteriorers víctimas de la dama, entre
ellos reyes, príncipes y guerreros, advirtiéndole del peligro que corre. Al
despertar se encuentra solo, pero está ya condenado por haber cedido a la
tentación.
El poema trataría de la relación entre lo real y lo
irreal, el mundo terrenal del caballero y el mundo feérico al que se ve
trasladado por la dama. Al dejarse llevar por lo fantástico, el hombre destruye
su vida auténtica; el abrazar el mundo ideal que le brinda la hada, ignorando
completamente la realidad, le lleva a su perdición. Ese anhelo de otra realidad
estará muy presente en la poesía del siglo XIX.
La belle dame
sans merci
es uno de los primeros ejemplos de mujer fatal en la literatura, tras la
Adelaide de Götz von Berlichingen de Johann
Wolfgang von Goethe (1749-1832) en 1773 y la Matilde de The monk de Matthew Gregory Lewis (1775-1818) en 1796. El hecho de
emplear un título en francés para el poema puede provenir de la idea
decimonónica británica según la cual las mujeres amenazantes y lujuriosas eran
francesas. Este arquetipo de la mujer fatal será ampliado en la segunda mitad
del siglo XIX por escritores como Teóphile Gautier (1811-1872), Gustave
Flaubert (1821-1880), Charles Baudelaire (1821-1867) o Algernon Charles Swinburne
(1837-1909); siendo fruto de una misoginia desarrollada por el temor al
progresivo protagonismo de la mujer en el mundo laboral y en la vida pública
con los primeros movimientos feministas, al elevado número de prostitutas, y a
la propagación de enfermedades venéreas como la sífilis. La protagonista del
poema de Keats resulta prototípica de lo que sería la femme fatale de fines del siglo XIX: belleza misteriosa,
sensualidad, larga y abundante cabellera, mirada lujuriosa (“her eyes were wild”), y carácter
dominante. Y es el tema de la mujer fatal lo que atrajo de este poema a los
pintores victorianos.
D. G. Rossetti: La Belle Dame sans Merci. 1848 |
D. G. Rossetti: La Belle Dame sans Merci (boceto). 1850 |
Sería el prerrafaelita Dante Gabriel Rossetti (1828-1882) el primero en dar una imagen visual
al poema, en un dibujo realizado en 1848 para la Cyclographic Society, en el que el caballero, apoyado en un árbol,
brinda su ayuda a la dama de mirada perdida. Rossetti volvería al tema en dos
bocetos. Uno es de 1850, en el que los protagonistas avanzan cogidos del brazo,
si bien podrían ser cualquier pareja, pues salvo el título no se puede apreciar
una clara conexión con el poema de Keats. Todo lo contrario ocurre con el
boceto de 1855, pues viene acompañado de la sexta estrofa: “I set her on my pacing steed / And nothing else saw all day long, / For sideways would she lean, and sing / A faery’s song”. Así, aparecen los dos montados en el corcel, el caballero besando
la mano a la dama, mientras ella lo envuelve con su larga cabellera. Esta
última acción, que no está presente en el poema, la podría haber tomado
Rossetti del Faust de Goethe y la
descripción que Mephistopheles hace de Lilith: “Nimm dich in Acht vor ihren schönen Haaren, vor diesem Schmuck, mit dem
sie einzig prangt. Wenn sie damit den jungen Mann erlangt, so läßt sie ihn so
bald nicht wieder fahren” (Guárdate
de su hermosa cabellera, la única gala que luce. Cuando con ella atrapa a un
joven no le suelta fácilmente), como señala Erika Bornay en su más que
recomendable ensayo Las hijas de Lilith.
D. G. Rossetti: La Belle Dame sans Merci (boceto). 1855 |
Arthur Hughes: La Belle Dame sans Merci, 1861-1863 |
La sexta estrofa será de nuevo la base para dos cuadros
realizados en la década de los 60 del siglo XIX. Entre 1861 y 1863, Arthur Hughes (1832-1915), vinculado a
la Hermandad Prerrafaelita original y
con mayor presencia en la segunda etapa del Prerrafaelismo, pinta a la lánguida
dama sobre el caballo, mientras el caballero, a pie, lleva las riendas. Pero
Hughes anticipa también el sueño del caballero, pues retrata tras la hada a los
espíritus de sus víctimas, que tratan de advertir al hombre.Un esquema
triangular formado por la grupa del corcel, la cabeza del caballero y el
ladeamiento de la dama, centra el protagonismo en esta última. La precisión
naturalista de Hughes recuerda a la de su amigo y colega John Everett Millais.
Un aspecto importante es el color del la cabellera de la hada, rojiza, color de
pelo asociado desde época medieval a lo demoníaco y al deseo sexual, y de ese
tono se representará casi siempre a la belle
dame.
Dos años después, un joven Walter Crane (1845-1915) utiliza este poema para una de sus
primeras obras, a la que, influido por el prerrafaelismo, imprime un aspecto quattrocentista. En este cuadro, la dama
a caballo y al caballero a pie avanzan por un sendero del bosque, mientras ella
alza su mano derecha cantando su “faery’s
song” a su hechizado. Éste se
muestra de espaldas al espectador, destacando el protagonismo de la dama, que
se acentúa además, al igual que en la obra anterior, por ser su rostro el
vértice superior de una composición triangular formada por la parte inferior
del corcel, sus cuartos traseros más el manto de la doncella, y el brazo
izquierdo y cabeza del caballero.
Walter Crane: La Belle Dame sans Merci. 1865 |
La belle dame
sans merci
tardará casi treinta años en volver a ser representada. Su vuelta a la pintura
se debe en gran medida al auge que entre finales del siglo XIX y comienzos del
XX tendrá el tema de la femme fatale,
convertido ya en un tópico.
John William Waterhouse: La Belle Dame sans Merci. 1893 |
Así, en 1893 John
William Waterhouse (1849-1917) realiza el que es probablemente el cuadro
inspirado en el poema de Keats más conocido. Este pintor, de estilo académico y
a la vez influenciado por las temáticas prerrafaelitas, se inspira en los dos
últimos versos de la quinta estrofa: “She
looked at me as she did love / And
made sweet moan”. La dama,
sentada en el bosque, atrapa al caballero envolviéndolo con sus cabellos,
influencia tal vez del mencionado boceto de Rossetti, y mirándolo fijamente con
deseo. Él se inclina, a pesar de aferrarse con su mano izquierda a una rama
para resistirse, mientras que con la derecha sujeta su lanza apuntando a la
hada, en probable alegoría sexual. Aunque ella está ligeramente más baja que el
caballero, su protagonismo se ve resaltado por su piel pálida, que destaca en
contraste con la oscuridad del cuadro.
William James
Neatby
(1860-1910) ilustró varios poemas de Keats hacia 1899, entre ellos el objeto de
estudio del presente artículo, tomando como referencia la cuarta estrofa: “I met a lady in the meads, / Full beautiful – a faery’s child / Her hair was long, her foot was light, /
And her eyes were wild”. En este caso aparece la dama en
solitario, con su larga cabellera pelirroja, portando ramas en cada mano a
juego con su vestido, y mirando fijamente al espectador, que asume el papel del
caballero.
W. J. Neatby: La Belle Dame sans Merci. 1899 |
H. Meynell Rheam: La Belle Dame sans Merci, 1901 |
En el caso de Henry
Meynell Rheam (1859-1920), la décima estrofa fue la inspiradora de su
acuarela de 1901: “I saw pale kings and
princes too, / Pale warriors,
death-pale were they all; / They
cried –“La belle Dame sans Merci / Hath
thee in thrall!”” De estética prerrafaelita con influencias simbolistas, la
dama se muestra como una vampiresa que acecha a su víctima, la cual duerme
apoyada sobre una roca con su armadura en un paisaje espectral, cienagoso, de
tonos fríos. Tras la mujer y hacia el fondo aparecen en tonos azules los
“fantasmas” de sus anteriores víctimas, aludiendo al sueño del caballero.
Un año más tarde, el pintor académico Frank Dicksee (1853-1928) realiza la
versión más cálida y luminosa de este tema. Se basa de nuevo en la sexta
estrofa, cuatro décadas después de los cuadros de Hughes y Crane. El caballero
de brillante armadura abre sus brazos extasiado ante la belleza y la voz de la
hada, que se inclina desde su montura para cantarle y seducirle mientras parece
querer cubrirlo con su cabellera. Ella lleva puesta además la guirnalda que le
había hecho el caballero en la quinta estrofa: “I made a garland for her head”. Como en las obras de Hughes y
Crane, el rostro de la dama es el vértice superior del triángulo compositivo,
aunque su protagonismo está menos pronunciado por su acción inclinatoria. Aquí
el centro de atención es la mirada entre los dos protagonistas.
Frank Dicksee: La Belle Dame sans Merci. 1902 |
Una versión innovadora es la realizada por Robert Anning Bell (1863-1933) en torno
a 1900-1905. Mezclando una estética simbolista con una pincelada casi
impresionista, Bell dispone por vez primera a los dos protagonistas en un
oscuro interior, seguramente la gruta élfica de la octava estrofa: “She took me to her elfin grot, / And there
she wept and sighed full sore”. El caballero se arrodilla suplicante ante
la dama, quien lo observa con semblante malicioso, portando la guirnalda y
brazaletes que la víctima le había ofrecido en la quinta estrofa.
Excepcionalmente la cabellera de la mujer no es pelirroja, sino morena.
R. Anning Bell: La Belle Dame sans Merci. 1900-05 |
F. C. Cowper: La Belle Dame sans Merci, 1905 |
Frank Cadogan
Cowper
(1877-1958) realizó en 1905 una interpretación libre del poema. En dicho
cuadro, el pintor, considerado el último artista de estética prerrafelita,
muestra a la dama en solitario, sentada y apoyada en un árbol y tocando un
laúd, objeto que no aparece en la poesía. Estaría aludiendo a los dos últimos
versos de la mencionada sexta estrofa, cuando ella canta su canción feérica,
pero aquí ya descabalgada. De nuevo, como en la ilustración de Neatby, el
espectador se convierte en el caballero, al que la hada observa con deseo.
Cowper repetirá el tema de la belle dame
en 1926, con un ambiente más simbolista, tomando esta vez como referencia la
novena estrofa: “And there she lulled me
asleep / And there I dreamed – Ah!
woe betide! / The latest dream I ever
dreamed / On the cold hill’s side”. El caballero yace dormido, ocupando
toda la parte inferior en horizontal del cuadro; mientras, la dama se atusa el
cabello, satisfecha de sí misma como una vampiresa que se acaba de alimentar de
su víctima. De nuevo la composición triangular culmina en el rostro de la hada,
triángulo formado por el cuerpo del caballero y ambos lados del vestido y
cabellera de la dama.
F. C. Cowper: La Belle Dame sans Merci, 1926 |
En 1908, un año después del surgimiento del Cubismo, William Russell Flint (1880-1969)
realiza la última aproximación figurativa al poema keatsiano. Como Rheam, toma como base la décima estrofa, pero
mientras que en el primero predominan los tonos fríos, en la obra de Flint
mandan los colores ocres, cálidos. El caballero, que ha dejado su yelmo, su
lanza y su escudo, está acostado con su cabeza sobre el regazo de la dama, que
lo observa triunfal, como el depredador que mira a su presa vencida. En la copa
del árbol dispuesto en primer término se asiste al sueño del protagonista,
aparecen los espectros de los reyes, príncipes y guerreros víctimas de la hada.
Dicho árbol, junto a la lanza, marcarían la separación entre el mundo “real” y
el onírico. Se adivina que el sueño del hombre no está siendo agradable, pues
se aferra con fuerza a su espada, como si se sintiese atacado. En el escudo que
cuelga tras la dama aparecen representados una doncella y, aunque tapado por el
rostro de la belle dame,
probablemente un hombre, una típica imagen de amor cortés; en dicho escudo se
lee el lema “fide sed cui vide”, es
decir, “confía, pero cuidado con quien
confías”. El caballero, por tanto, no sigue el lema de su propio escudo, lo
que le lleva a su perdición.
William Russell Flint: La Belle Dame sans Merci. 1908 |
El fin de la época victoriana, con su estricta (y doble)
moral, y la eclosión de las vanguardias artísticas supusieron el final de la belle dame sans merci en el arte del siglo
XX, con la excepción de la mencionada pintura de 1926 de Cowper. La ensoñación
romántica y victoriana dejó paso a la expresión y la abstracción.
Apéndice:
La Belle Dame
sans merci*
O what can ail thee, knight-at-arms,
Alone and palely loitering?
The sedge has withered from the lake,
And no birds sing.
O what can ail thee, knight-at-arms,
So haggard and so woebegone?
The squirrel's granary is full,
And the harvest's done.
I see a lily on thy brow,
With anguish moist and fever dew,
And on thy check a fading rose
Fast withereth too.
"I met a lady in the meads,
Full beautiful - a faery's child,
Her hair was long, her foot was light,
And her eyes were wild.
I made a garland for her head,
And bracelets too, and fragrant zone;
She looked at me as she did love,
And made sweet moan.
I set her on my pacing steed,
And nothing else saw all day long,
For sideways would she lean, and sing
A faery's song.
She found me roots of relish sweet,
And honey wild, and manna dew,
And sure in language strange she said
"I love thee true!"
She took me to her elfin grot,
And there she wept and sighed full sore,
And there I shut her wild, wild eyes
With kisses four.
And there she lulled me asleep
And there I dreamed - Ah! woe betide!
The latest dream I ever dreamed
On the cold hill's side.
I saw pale kings and princes too,
Pale warriors, death-pale were they all;
They cried - 'La Belle Dame sans Merci
Hath thee in thrall!'
I saw their starved lips in the gloam,
With horrid warning gaped wide,
And I awoke and found me here,
On the cold hill's side.
And this is why I sojourn here
Alone and palely loitering,
Though the sedge is withered from the lake,
And no birds sing.”
*Versión publicada en The
Wordsworth Golden Treasury of Verse, Wordsworth Editions, Ware –
Hertfordshire, 1997, pp. 283-284.